domingo, 12 de mayo de 2013

Pequeños placeres, buenos momentos




La vida se compone de pequeños placeres que hacen que los momentos sean muy buenos. Pueden ir desde comer algo que te guste hasta leer, escuchar música… Podría decir que escuchar música o tumbarme en el sofá después de comer son uno de mis pequeños pero a la vez grandes placeres; escuchar música porque hace que desconecte en momentos difíciles, y tumbarme en el sofá porque me quedo muy relajada para seguir la tarde con energía. Pero a pesar de esto, mi placer más agradable es comer los caramelos “Mentos”.

Os preguntaréis cómo es que algo tan “tonto” puede darme tanto placer. Pues bien, es algo que por muy chico que sea no puedes parar de comerlos, ya que la primera vez que lo saboreas terminas enganchándote a ellos de manera sana. Siempre que me los compro, tardo minutos en comerme todos, porque están tan buenos que me los “bebo”.

Al comer estos caramelos, recuerdo muchos momentos de mi infancia. Todo comenzó cuando mi madre cada vez que venía de trabajar me los compraba como premio para cuando terminara la tarea del colegio. Eso hacía que hiciera las tareas cada vez más rápido y con mayor alegría al saber que luego iba a tener mi pequeño placer.


No solo me atraía sus sabores, si no su olor al masticarlo. Los de color fresa me recordaban al olor de mi muñeco preferido, los amarillos y naranjas a los diferentes olores que se asomaba por mi ventana procedentes de mi patio lleno de flores. Y, por último, los de menta que los asocio siempre a la presencia de mi madre, ya que cada vez que estaba constipada, ahí estaba ella con los vapores de eucalipto.




Así que me conformo con mis pequeños placeres, que día a día hacen sentirme más feliz. Quizás la felicidad consista en eso, en tener pequeños placeres.




sábado, 2 de marzo de 2013

101 EXPERIENCIAS DE FILOSOFÍA COTIDIANA



De todos los experimentos que podíamos escoger, yo seleccioné el capítulo 40 “Ducharse con los ojos cerrados” principalmente porque me gustaba la idea de experimentar una ducha con los ojos cerrados, para ver qué experiencia surgía.

Para llevar a cabo dicho experimento debemos pasar en la ducha de 5 a 10 minutos. La cabeza debe estar levantada hacia la alcachofa de la ducha, debemos permanecer con los ojos cerrados e imaginar un lugar distinto. En este caso, yo escogí el agua de la lluvia, ya que siempre me ha encantado mirar hacia el cielo cada vez que llueve, y sentir como las gotas caen sobre mi cara, sin ningún sonido, sola en ese lugar.



Similares a estas fotos estaba harta de verlas y cada vez me imaginaba lo relajada que me debía sentir al notar la lluvia en mi rostro. Jamás pensé hacerlo mientras me duchaba, pero cuando lo experimenté, me dejó una gran sensación de paz interior, muy tranquila. Creí que habían pasado más de 10 minutos, ya que te quedas tan relajada que te gusta, y mucho.

Esta experiencia me ha dejado con ganas de innovar más e imaginarme otros lugares, como por ejemplo, el ejemplo del capítulo: la lluvia en los trópicos. Recomiendo esta experiencia antes de irte a dormir para descargar todas las tensiones del día, y más si eres estudiante y estás en época de exámenes.



lunes, 18 de febrero de 2013

M de Mach y su cadena inmóvil


El libro del “Escarabajo de Wittgenstein” consta de 25 experimentos mentales de los cuales yo he elegido M de Mach y su cadena inmóvil. Antes que nada, quiero aclarar el concepto de experimento mental: es un recurso de la imaginación empleado para investigar la naturaleza de las cosas.

Ernst Mach

El capítulo de M de Mach y su cadena inmóvil parte de la idea de que todas las personas poseen una profunda reserva de “conocimiento instintivo” que pueden incrementar o gastar sin ser conscientes de ello. Para experimentar dicha idea, Ernst Mach coloca una cadena alrededor de un triángulo rectángulo sin presentar rozamiento. Se trata de un experimento técnico muy improbable. A continuación, somos nosotros los que variamos el escenario: si queremos hacerlo más excitante, cambiamos la cadena por unas bolas de cañón unidas por un alambre, todo esto colocado sobre un bloque de hielo. Para hacerlo más dramático, pensamos que el experimentador esta debajo de una de las bolas de cañón. Para proteger “su cabeza” lo que hace Mach es colocar más eslabones y dejar que el sistema se acomode con cuidado, de tal manera que se pueda quitar las bolas de cañón unidas entre sí por un alambre que se encuentran bajo la horizontal sin que ningún lado de la cadena se mueva, ya que si es así, crearíamos una máquina de movimiento perpetuo, y esto estaría en contra de las leyes de la física y del sentido común. 

A continuación, voy a reflexionar sobre lo comentado anteriormente. Bien, el autor experimenta consigo mismo su idea de que todos poseemos un conocimiento instintivo, pero que no lo sabemos. Él quiere hacernos ver que, mediante el conocimiento instintivo, puede construir encima de él un sistema compuesto por bolas de cañón unidas con un alambre, que rodean un cubo de hielo. Por lo que si no hubiera alambre, las bolas de cañón caerían sobre su ser, pero él sabe que no le va a pasar nada, aunque para no “jugársela” decide poner más eslabones, de manera que esté igual repartidas las bolas por arriba y por abajo del cubo de hielo, y también el peso de cada una, lo que sería más útil para el sistema.

Para poner en práctica lo que este experimento quería explicar, he cogido un collar de perlas, y lo he colocado sobre una superficie parecida al cubo de hielo y he observado cómo, al haber más bolas en el lado más largo del triángulo que en el lado pequeño, evita que las bolas caigan por éste último. Si observamos el segundo dibujo, veremos que al haber la misma proporción de bolas, las bolas comenzarían a rotar, y es lo que Mach habla del movimiento perpetuo, algo que está en contra de la física.

En cuanto a mi opinión, debo decir que me resulta bastante curioso, como por un conocimiento instintivo, puede sacar ese sistema y encima colocarse él debajo como para demostrar que, en cierto modo, sabe lo está haciendo, y quiere hacernos ver que nosotros también poseemos dicho conocimiento y que parte de las cosas que hacemos sin saber cómo acabará, es debido a nuestro conocimiento instintivo.