De todos los experimentos que podíamos escoger, yo seleccioné
el capítulo 40 “Ducharse con los ojos cerrados” principalmente porque me gustaba
la idea de experimentar una ducha con los ojos cerrados, para ver qué
experiencia surgía.
Para llevar a cabo dicho experimento debemos pasar en la ducha de 5 a 10 minutos. La cabeza debe estar levantada hacia la alcachofa de la ducha, debemos permanecer con los ojos cerrados e imaginar un lugar distinto. En este caso, yo escogí el agua de la lluvia, ya que siempre me ha encantado mirar hacia el cielo cada vez que llueve, y sentir como las gotas caen sobre mi cara, sin ningún sonido, sola en ese lugar.
Similares a estas fotos estaba harta de verlas y cada vez me
imaginaba lo relajada que me debía sentir al notar la lluvia en mi rostro.
Jamás pensé hacerlo mientras me duchaba, pero cuando lo experimenté, me dejó
una gran sensación de paz interior, muy tranquila. Creí que habían pasado más
de 10 minutos, ya que te quedas tan relajada que te gusta, y mucho.
Esta experiencia me ha dejado con ganas de innovar más e
imaginarme otros lugares, como por ejemplo, el ejemplo del capítulo: la lluvia en los trópicos. Recomiendo esta experiencia antes de irte a dormir para
descargar todas las tensiones del día, y más si eres estudiante y estás en época de exámenes.